Intervención cognitiva en el deterioro cognitivo y las demencias

La intervención cognitiva forma parte del tratamiento integral y multidisciplinar del deterioro cognitivo y las demencias. Consiste en una serie de técnicas orientadas a promover el mantenimiento y la optimización de las diferentes funciones mentales.

Promueve el mantenimiento de la funcionalidad y de las actividades básicas de la vida diaria (actividades de autocuidado, como la higiene personal, alimentación, movilidad esencial, etc.), repercutiendo positivamente en la autoestima. El objetivo final de este tipo de intervención se centra en mejorar la calidad de vida de la persona mayor y, paralelamente, la de los familiares a cargo, reduciendo la sobrecarga del cuidador.

Es muy importante que sea realizada por profesionales con formación específica para evitar efectos adversos como trastornos conductuales, desmotivación o baja autoestima. El tratamiento debe ser diseñado tras un estudio neuropsicológico y teniendo en cuenta variables socioculturales, así como las aficiones y gustos de la persona, sus habilidades, los hábitos, el estado funcional y la presencia de otras enfermedades concurrentes.

La exploración neuropsicológica permitirá conocer en profundidad el grado de deterioro, las áreas más afectadas y preservadas, así como la presencia o ausencia de síntomas psiquiátricos.

Es fundamental implicar a los cuidadores informando sobre los objetivos terapéuticos ya que facilitará la adherencia al tratamiento. Es necesario individualizar la intervención teniendo en cuenta las habilidades de la persona, no solo en la actualidad, sino también en el pasado y conociendo su historia de vida.

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Imagen obtenida de flickr propiedad de Adriana Agulló

Técnica de Orientación en la Realidad

Se considera el punto de partida de las terapias no farmacológicas en la intervención con demencias. Fue descrita por el psiquiatra James Folsom (1958) como una técnica para mejorar la calidad de vida de personas mayores con estados de confusión.

Consiste en que la persona tome consciencia de su situación en el espacio, tiempo y respecto a sí misma. De esta forma se estimula la orientación espacial, temporal y personal.

Se puede trabajar iniciando el diálogo con una presentación personal en la que refiera su nombre y apellidos, edad, estado civil, el nombre de los hijos u otros datos personales. Comentar hechos autobiográficos del presente o del pasado, permite trabajar transversalmente la orientación personal y temporal. Ésta también puede estimularse mediante el comentario de noticias de prensa, radio o televisión, a través de la revisión del calendario y sus festividades, comentando las fiestas populares, o recordando hábitos semanales, etc. Las preguntas en las que se explore el lugar donde se encuentra, su dirección, cómo ha llegado o cómo iría a un determinado lugar, permiten potenciar la orientación espacial.

Este tipo de intervención tiene efectos positivos tanto a nivel conductual, como cognitivo. Mejora la motivación para relacionarse con el entorno, la comunicación y la sociabilización. Reduce la ansiedad asociada a la confusión, se fomenta una mayor sensación de control y una mayor autoestima.

Psicomotricidad

Se interviene en la motricidad fina y gruesa (tonicidad y actitud postural), en diferentes áreas cognitivas (como la memoria, atención, orientación, lateralidad, equilibrio, coordinación, el reconocimiento del propio cuerpo, etc.) y socioafectivas.

Puede utilizarse como apoyo la música popular, canciones infantiles o música significativa para la persona mayor, que podrá cantar o reconocer aprovechando el mantenimiento de la memoria remota y, además, permitirá la evocación de diferentes emociones. También los instrumentos de percusión son útiles para trabajar ritmos o la imitación de movimientos.

Facilita la expresión emocional y estimula la creatividad. Se trabaja la capacidad atencional y mejora la motivación. Mantenerse físicamente activo ayuda a las personas con demencia a retrasar el avance neurodegenerativo.

Reminiscencia

Técnica que también es conocida como “terapia del recuerdo”. Pretende evocar experiencias vividas que han provocado un impacto emocional o han tenido un papel relevante en la vida de la persona mayor a través de objetos, sonidos o imágenes. El objetivo es activar la memoria autobiográfica.

Es muy importante conocer la historia de vida de la persona mayor, que el terapeuta tenga una buena formación a nivel cultural (cine, teatro, música, fiestas populares, costumbres, etc.) y que sepa manejar las reacciones emocionales que puedan desencadenarse. Estos talleres se basan en el diálogo.

Se puede trabajar mediante la confección de un diario de vida, mirando fotos personales o de personas relevantes de la época, mediante vídeos históricos, realizando una caja de objetos significativos para la persona mayor, observando objetos antiguos, escuchando canciones de su época, mediante la creación de escenarios o representaciones teatrales, etc.

Aunque no existen evidencias claras sobre el efecto de la reminiscencia en la función cognitiva, sí se han observado efectos positivos con respecto a la participación y la sociabilización de las personas mayores, así como un aumento de la sensación de bienestar de la persona.

Activar recuerdos del pasado permite y ayuda a mantener la propia identidad y la autoestima.

Estimulación cognitiva

De las diferentes terapias cognitivas es la que posee mayor apoyo empírico. Está orientada a mantener o mejorar el funcionamiento cognitivo a través de un conjunto de técnicas y estrategias sistemáticas. Éstas permiten potenciar las diferentes funciones cognitivas (atención, memoria, percepción, lenguaje, cálculo,  funciones visuoespaciales, funciones ejecutivas, etc.) y debe estar programada por un profesional con formación específica. Preferentemente se realizará a nivel individual o en grupos reducidos y homogéneos.

La estimulación cognitiva y motora es la primera elección en el tratamiento del deterioro cognitivo leve y la demencia en sus fases iniciales. Es útil también en el envejecimiento normal ya que produce mejoras significativas en el estado mental general, la afectividad y un conjunto de variables psicológicas relacionadas con la calidad de vida autopercibida. Consiste en estimular y mantener las capacidades cognitivas existentes, basándose en la plasticidad y en la reserva cognitiva de la persona, con la intención de mejorar o mantener el funcionamiento cognitivo y disminuir la dependencia.

Los programas de estimulación generan mejoras globales de la conducta y estado de ánimo como consecuencia de una mejora de autoeficacia y autoestima. Promueven, además, el mantenimiento de las funciones cognitivas y un declive más lento en los casos de demencia.


De la misma forma que para el tratamiento farmacológico, los avances en el diagnóstico precoz del deterioro cognitivo y las demencias son fundamentales para enlentecer, en la medida de lo posible, el desarrollo de la enfermedad; en el caso de las terapias cognitivas, una aplicación temprana puede ofrecer mejores resultados dotando a la persona  de una mayor calidad de vida.

Fuentes:

Psiquiatría geriátrica. L. Agüera Ortiz, J. Cervilla Ballesteros, M. Martín Carrasco. Ed: Masson, 2006.

Efectos de la terapia no farmacológica en el envejecimiento normal y el deterioro cognitivo: consideraciones sobre los objetivos terapéuticos. V. Carballo-García, M.R. Arroyo-Arroyo , M. Portero-Díaz , J.M. Ruiz-Sánchez de León. Neurología. Vol 28. Nº 03. Abril 2013

http://www.infogerontologia.com/estimulacion/

http://www.inforesidencias.com/noticias/detalles.asp?IDNot=382

http://www.mariawolff.org/index.php/presentacion-investigacion-e-innovacion/terapias-no-farmacologicas

Acerca de Silvia Cabrera

Psicóloga de orientación cognitivo-conductual abierta a herramientas terapéuticas de otras corrientes de la psicología con el objetivo de conseguir una intervención centrada en la persona y adaptada a sus necesidades concretas. Formación y experiencia porfesional específica en: - Psicología Infantojuvenil - Terapia Sexual y de Pareja - Psicogeriatría
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